domingo, 27 de diciembre de 2009

Cap 3: Recorrido

La tarde transcurrió deprisa mientras Jeb me mostraba mi nuevo hogar.

La sala de baño estaba llena de vapor, la luz que entraba por pequeñas aberturas se chocaban contra el techo iluminando mas la habitación. No entendí la razón del espeso vapor hasta que vi un pequeño manantial que caía hacia la oscuridad de un pozo y de allí ascendía el vapor. Jeb me explico que si te caías hay ya tendrías que decirle adiós a la vida. Me preocupe al no ver ninguna ducha ¿Dónde me bañaría entonces? Jeb me llevo a una pequeña salita completamente oscura y calida, dijo que había una especie de tina. Cuando salí de la habitación oscura unas 4 personas estaban esperando para entrar. Todas me sonrieron, y yo me oculte detrás de Jeb.

La cocina era una habitación rara con techo alto… y no muy ancho. En esta había grandes agujeros para que entrara la luz. Había unas pocas mesas, pero largas. En una de ellas había un grupito de humanos sonriéndome. Jeb continuó hablando pero yo no le preste ninguna atención. También había unos pequeños mostradores en el cual había un gran cubo lleno de pancitos. Detrás de estos había una especie de hornos, no entendí muy bien como funcionaban.

Había unos pequeños jardines del cual crecían zanahorias y otro del cual crecía maíz. Estos recibían la luz solar por unos espejos que había en el techo los cuales la recibían por pequeñas grietas.

Otra habitación negra como el carbón, en la cual Jeb dijo que se organizaban juegos, o incluso tribunales. No entendí muy bien la última parte.

Luego me llevo a una habitación muy iluminada, una clase de hospital. La gran habitación tenía algunas camas y un pequeño escritorio echo a mano. Me sobresalté al ver un hombre apoyado en este.

Jeb golpeteó el escritorio y el señor que dormía se levantó y miro a todos lados desorientado. Luego enfocó su mirada en Jeb.

-Eh... Jeb ¿Paso algo?- susurró todavía medio dormido.

-Quería presentarte a Sarah- el anciano sonrío empujándome por la espalda. Luego se dirigió a mi-: Sarah, él es Doc, el medico de la zona. También tenemos una sanadora, le quitamos el alma y ahora es humana. Se llama Candy.

Doc me miraba maravillado mientras yo escuchaba a Jeb.

-Jeb, ¿Dónde la encontraron?- Doc seguía con la mirada en mi.

-La agarraron entre la multitud y, no saben como podía ser cierto pero ella es humana. Ella asegura que vivió entre las almas sola, ya que su familia no sobrevivió a la invasión.

-¿Sola?- Repitió Doc. Jeb asintió.

-Jeb- dijo una voz detrás de nosotros-. Te busca Wanda.

Yo no volteé a ver quien era pero Jeb y Doc si lo hicieron.

-Dile que ya voy con ella, le buscare una habitación a Sarah- Murmuró Jeb-. Ven con migo- ahora se dirigía a mi.

-Luego te veo, Sarah- Dijo Doc mientras volteaba a para ir con Jeb, yo asentí en signo de respuesta.

La persona que vino a avisarle a Jeb ya se había ido.

Tuve que correr para alcanzar a Jeb. Este cruzó la caverna principal donde había unas pocas personas, y yo lo seguí por los talones. Llegó al otro lado y se metió por una grieta, luego saco una mano y me indicó que lo siguiera. Yo entré pretendiendo no hacer mucho ruido, pero apenas crucé me tope con una roca que me dio en la frente. Gruñí, por suerte Jeb no me escucho. Lo busque con la mano hasta que encontré su espalda y este empezó a caminar.

Llegamos a una zona iluminada, la cual se dividía en diferentes pasillos. En ese sitio nos esperaba Jared, impaciente.

-¿Tenemos espacio?- preguntó Jeb mientras nos acercábamos. Jared me dirigió una sonrisa y luego miró a Jeb.

-La única que nos queda es la habitación de Jamie, podemos ponerle una pared para dividirla o que Jamie valla con algún otro.

-Y la pared… ¿Cuánto tardaría en armarse?

-Estará armada en menos de 5 horas si trabajamos muchos- Jeb asintió pensativo.

No me había dado cuenta de la presencia de Melanie, hasta que Jeb la miró.

-Ve a buscar a Jamie, dile que venga aquí, y luego ve a ver que le pasó a Wanda- Melanie asintió, se alejo de la esquina oscura en la que estaba y se fue por el túnel oscuro de mi espalda.

Jared y Jeb se pusieron a hablar sobre cosas y gente que no conocía. Se sentaron sobre una pared pretendiendo esperar mucho rato. Yo solo me quede parada observándolos conversar.

Transcurrieron más o menos 15 minutos hasta que escuchamos venir unos pasos por el túnel. Me volteé para verle la cara a Jamie, pero el no apareció en el túnel. Solamente se escuchaban pasos viniendo hacia donde yo estaba, pero nadie aparecía. Mi respiración se aceleró. Jeb y Jared se pusieron delante de mi protegiéndome de lo que se acercaba.

lunes, 21 de diciembre de 2009

Cap 2: Jamie

Anduvimos horas en la furgoneta por el desierto. Por un momento pensé que estábamos perdidos, pero Jared se estacionó en una especie de cueva y nos subimos a un Jeep. Me sorprendió que dejaran la furgoneta con la comida allí.
-¿Y la comida?- Pregunté como un susurro.
-Luego otros vendrán a buscarla- Me respondió Melanie la cual estaba más cerca de mí.
Me subí a la parte de atrás del Jeep, con Melanie al costado y Jared al costado de esta. Ian estaba conduciendo y Wanda de acompañante.
-Cuida tu conducción, Ian- le pidió Jared-. Tenemos invitados- y luego sonrió y me señaló con la cabeza, yo me sonrojé.
Llegamos a una especie de cueva, pero su interior era totalmente oscuro, negro como el carbón. Rogué que no pararan hay, pero, para mi mala suerte, si lo hicieron. Ian estacionó el Jeep en la oscuridad de esa cueva.
-Llegamos- Anunció Ian con una sonrisa, y todos sonrieron, menos yo, claro.
-Entremos por sorpresa- sugirió Melanie. Todos asintieron-. Jared… podrías- y me señalo. El se rió y se acercó a mí. En menos de un latido ya estaba sobre su espalda colgando-. ¡Vamos!
Nos metimos en la oscuridad de la cueva y comenzaron a correr.
Cada pocos metros había un rayo de luz que nos iluminaba. Alcancé a ver a Wanda en brazos de Ian, me tensé pensado que estaba herida, pero me despreocupe al ver una sonrisa en su cara.
Ya había pasado menos de media hora desde que empezamos a adentrarnos en la oscuridad de esa cueva… y todavía no llegábamos.
Mientras avanzábamos en la oscuridad un murmullo de voces comenzó a sonar a lo lejos. Un poco de luz nos iluminó de nuevo, pero, esta vez, todos estaban sonriendo.
Melanie aceleró su carrera y Jared comenzó a correr junto a ella. Talvez se olvido que yo colgaba de el, porque ni siquiera me sostenía. No me sorprendería si su rostro se ponía morado de tanto que estaba apretando su cuello para no caerme.
Una luz brillante comenzó a notarse a lo lejos, y el murmullo de voces se escuchó mas cerca. Nos acercamos más y más a esa brillante luz. Melanie y Jared seguían corriendo por la emoción. Ian y Wanda estaban muchos pasos atrás, ya que Ian solo trotaba, no corría.
Cuando volví a ver adelante la luz me cegó. Jared y Melanie descendieron su paso, y siguieron caminando sin importarles la brillante luz.
Cuando mis ojos se acostumbraron pude ver toda la gente. Todos sonriendo en nuestra dirección. Jared me sacudió de enzima. Apenas mis pies tocaron el suelo me oculté detrás de Jared.
-¿Qué pasa, Sarah?- Me preguntó dándose vuelta-, No tienes que tenerles miedo, son humanos, como tu.
Jared me agarro de la cadera al ver que sus palabras no me hacían efecto y me coloco delante de él. Todos se quedaron helados al verme.
-Tranquilos, es humana- Aclaró Melanie a la multitud.
-Brandt, Kyle- Llamó Jared, dos hombres grandotes se incorporaron entre la multitud-. Vallan a buscar los alimentos.- Los hombres asintieron y se alejaron en la oscuridad de la cueva.
Ian y Wanda aparecieron luego de un rato y la multitud suspiro de alivio al verlos a todos a salvo. Todos comenzaron a acercarse para saludar a los recién llegados. Jared se alejo de mí al cabo de unos segundos y yo quede sola en la multitud. Me aleje para no interrumpirlos.
Mis ojos vagabundearon por toda la sala. Era una especie de cueva bajo tierra. Con un techo increíblemente alto. Había hoyos en la pared que le daban un toque extraño a la cueva. Había unas sillas y mesas echas a mano, por lo visto. Luego mire los rostros felices de la gente que vivía aquí. Mi mirada se paro varias veces para mirar bien a un anciano cuyo nombre no sabia, tenia una barba larga y unas cejas gruesas que le tapaban los ojos. Luego me detuve para ver a una mujer cuyo pelo colorado me llamó la atención, estaba con una anciana junto a ella y hablaban en susurros mientras miraban la multitud. Después mi mirada se encontró con la de un muchacho, bastante joven. Tenia el cabello negro un tanto largo y su rostro me causo un extraño placer. Me miraba sin mostrar sorpresa de que yo también lo mirara. Desvié mis ojos avergonzada, y este izo lo mismo.
Wanda se sentó a mi lado, no necesité mirarla para comprobar que era ella, su cabeza me llegaba por el hombro. Ella aguardó silencio, talvez esperando que yo formulara alguna pregunta. Y si, tenía millones de preguntas… Pero no me animaba a confesar ninguna.
-¿Quién es el chico?- Ella sonrió al escucharme hablar, aunque fuera un susurro. Luego miró a la dirección donde yo miraba.
-Ese es Jamie, el hermano de Melanie- Me respondió también con un susurro.
Mientras lo observaba una chica, más o menos de su misma estatura, se sentó junto a él y coloco su cabeza en su hombro. Una especie de celos me invadió.
-¿Y la chica que esta junto a él?
-La verdad es que no la conozco…- Confesó-. Talvez la conoció mientras estábamos afuera. Parecen algo más que amigos ¿No?- Sonrió.
Yo asentí sin comprender por que tenía celos. Ni siquiera lo conozco y el ni siquiera me conoce. No había razón alguna para mis inexplicables celos.
El anciano barbudo se acerco a mí. Bajo esa espesa barba se veía una sonrisa en su rostro.
-Hola - Me saludo extendiendo su mano-. Me llamo Jeb.
-Sarah- Me presenté estrechando su mano con la mía.

miércoles, 16 de diciembre de 2009

Cap 1: De vuelta a casa.

Me llamo Sarah, tengo 14 años, y soy uno de los humanos supervivientes de la invasión de almas. Me encontró un hombre llamado Jared en la ciudad, más bien me raptó, y me explicó que estaban buscando cuerpos con almas para quitárselas. No creí que fuera posible que haya humanos todavía vivos, me creía la única.
El pequeño grupo de expedicioncitas que iban junto a Jared se sorprendieron ante el motivo de que ninguna alma se haya dado cuenta de que yo era humana, ya que yo iba por la ciudad tranquilamente.
Me aprendí el nombre de ellos rápidamente; Wanda, Melanie, Ian y Jared. Me sobresalté cuando me enteré que Wanda era un alma, pero me prometieron que era de las buenas. Me subí a una especie de furgoneta y no entendí la razón por la cual estaba llena de comida.
-¿Por qué la comida?-Dudé al preguntar, ya que cuando dije la palabra “comida” se echaron a reír.
-Somos toda una comunidad viviendo bajo tierra- me explicó Ian-, cada cuanto tiempo tenemos que salir a buscar alimentos.
¿Bajo tierra? ¿Qué quería decir con eso? Me imagine diferentes posibilidades:
1-Entrar en un pozo oscuro y salir solamente 1 vez al año.
2-Vivir como hormigas.
3-Una cueva
Preferiría que fuera la opción 3.
Todos se echaron a reír ante mi cara de horror.
-No saques falsas conclusiones- me pidió la mujer cuyo nombre era Melanie.
-Y… ¿Hay mas humanos?, digo, aparte de ustedes.
-¿Es que no te dije que somos una comunidad?- Preguntó Ian, sus ojos azules intensos me hicieron salir de tema.
-Eh... – fue lo único que pude decir.
-Tú y Jamie serán buenos amigos- me dijo Melanie, parecía una orden o algo así-. El tiene tu misma edad, en realidad esta por cumplir los 15. Es mi hermano- Yo asentí.
No me había dado cuenta que la furgoneta empezó a andar hacia el desierto, no me queje por que todavía íbamos por una carretera.
-¿Viene alguien?- Murmuró Jared, el cual iba conduciendo. Melanie iba de acompañante al lado de este, se fijo en los espejos de los costados y susurro una respuesta que no llegue a escuchar, ya que la dijo con desprecio.
-¿Wanda?, rápido- Dijo Melanie mientras se pasaba al asiento del conductor, Jared vino a la parte trasera de la furgoneta y Wanda se fue al lugar del acompañante.
Melanie se ato su cabello en una coleta rápidamente y me pegué a la pared con los ojos abiertos como platos al ver su cicatriz en el cuello.
-Sarah- me llamó Jared que estaba escondido atrás del asiento-, escóndete aquí.
Fui a donde el me indicaba y me escondí entre las bolsas de comida.
-Tranquila, es solo un buscador- me susurro Ian-. Wanda y Melanie tienen cicatriz, van a pensar que son almas, tranquila.
Tenia ganas de pararme y echar a correr, pero sabia que si hacia eso mas rápido me descubrirían.
Todos guardaron silencio, lo único que se escuchaba era mi agitada respiración. Melanie freno la furgoneta cuando ya eligieron que historia (falsa por su puesto) iban a contarle al buscador…u oficial, como ellos preferían llamarse. Un coche freno atrás nuestro, su ruedas chirriaron. Luego de unos segundos los pasos de alguien comenzaron a escucharse dirigiéndose a nuestra posición. Melanie bajó la ventanilla y mi corazón empezó a agitarse más.
-Buenas tardes, señorita- le saludó el “oficial”.
-Igual a usted oficial- contestó Melanie con tono amable-. ¿Hay algún problema?
-Quisiera ver su… cicatriz- escuché como la respiración del hombre se agitaba y luego agrego-; por favor.
La furgoneta se empezó a mover, supuse que Melanie se estaba inclinando para mostrar su cicatriz.
-Y… la de usted también- seguramente le hablaba a Wanda, la furgoneta se volvió a mover-. Siento las molestias.
-No importa- me imagine a Melanie poniendo una sonrisa-. ¿Y por que es esta revisión?
-Mi compañero de trabajo desapareció. Nos obligan a verificar cicatrices porque se rumorea que hay humanos por esta zona. Dentro de unos meses algunos buscadores peinarán el desierto para buscar algún escondrijo o algo parecido.
-Idiotas- le oí susurrar a Jared
-No abra forma de que nos atrapan, ¿No, Wanda?- Jared y Ian se echaron a reír entre dientes ante el doble sentido de esa oración.
-No se preocupe oficial, estaremos atentos- Dijo Wanda, también con doble sentido, Jared y Ian no podían contener la risa.
-Que tengan un buen día- murmuró el oficial.
-Igualmente- dijeron al mismo tiempo Melanie y Wanda.
Los pasos se comenzaron a alejar. Todos aguardamos en silencio hasta escuchar el ruido de la puerta de su coche cerrarse. Melanie comenzó a subir la ventanilla con un chirrido molesto. Cuando esta estuvo cerrada todos explotaron de la risa.
-Ya, ya, Mel arranca, tenemos que avisarles a los demás- ordenó Jared.
La furgoneta se puso en marcha. Cuando perdimos de vista el coche de los oficiales, Melanie dobló atrás de una especie de montaña de arena y comenzó a adentrarse en el desierto.
-¿Dónde estamos yendo?- susurré.
-A casa- me respondió Jared también con un susurro.