Me llamo Sarah, tengo 14 años, y soy uno de los humanos supervivientes de la invasión de almas. Me encontró un hombre llamado Jared en la ciudad, más bien me raptó, y me explicó que estaban buscando cuerpos con almas para quitárselas. No creí que fuera posible que haya humanos todavía vivos, me creía la única.
El pequeño grupo de expedicioncitas que iban junto a Jared se sorprendieron ante el motivo de que ninguna alma se haya dado cuenta de que yo era humana, ya que yo iba por la ciudad tranquilamente.
Me aprendí el nombre de ellos rápidamente; Wanda, Melanie, Ian y Jared. Me sobresalté cuando me enteré que Wanda era un alma, pero me prometieron que era de las buenas. Me subí a una especie de furgoneta y no entendí la razón por la cual estaba llena de comida.
-¿Por qué la comida?-Dudé al preguntar, ya que cuando dije la palabra “comida” se echaron a reír.
-Somos toda una comunidad viviendo bajo tierra- me explicó Ian-, cada cuanto tiempo tenemos que salir a buscar alimentos.
¿Bajo tierra? ¿Qué quería decir con eso? Me imagine diferentes posibilidades:
1-Entrar en un pozo oscuro y salir solamente 1 vez al año.
2-Vivir como hormigas.
3-Una cueva
Preferiría que fuera la opción 3.
Todos se echaron a reír ante mi cara de horror.
-No saques falsas conclusiones- me pidió la mujer cuyo nombre era Melanie.
-Y… ¿Hay mas humanos?, digo, aparte de ustedes.
-¿Es que no te dije que somos una comunidad?- Preguntó Ian, sus ojos azules intensos me hicieron salir de tema.
-Eh... – fue lo único que pude decir.
-Tú y Jamie serán buenos amigos- me dijo Melanie, parecía una orden o algo así-. El tiene tu misma edad, en realidad esta por cumplir los 15. Es mi hermano- Yo asentí.
No me había dado cuenta que la furgoneta empezó a andar hacia el desierto, no me queje por que todavía íbamos por una carretera.
-¿Viene alguien?- Murmuró Jared, el cual iba conduciendo. Melanie iba de acompañante al lado de este, se fijo en los espejos de los costados y susurro una respuesta que no llegue a escuchar, ya que la dijo con desprecio.
-¿Wanda?, rápido- Dijo Melanie mientras se pasaba al asiento del conductor, Jared vino a la parte trasera de la furgoneta y Wanda se fue al lugar del acompañante.
Melanie se ato su cabello en una coleta rápidamente y me pegué a la pared con los ojos abiertos como platos al ver su cicatriz en el cuello.
-Sarah- me llamó Jared que estaba escondido atrás del asiento-, escóndete aquí.
Fui a donde el me indicaba y me escondí entre las bolsas de comida.
-Tranquila, es solo un buscador- me susurro Ian-. Wanda y Melanie tienen cicatriz, van a pensar que son almas, tranquila.
Tenia ganas de pararme y echar a correr, pero sabia que si hacia eso mas rápido me descubrirían.
Todos guardaron silencio, lo único que se escuchaba era mi agitada respiración. Melanie freno la furgoneta cuando ya eligieron que historia (falsa por su puesto) iban a contarle al buscador…u oficial, como ellos preferían llamarse. Un coche freno atrás nuestro, su ruedas chirriaron. Luego de unos segundos los pasos de alguien comenzaron a escucharse dirigiéndose a nuestra posición. Melanie bajó la ventanilla y mi corazón empezó a agitarse más.
-Buenas tardes, señorita- le saludó el “oficial”.
-Igual a usted oficial- contestó Melanie con tono amable-. ¿Hay algún problema?
-Quisiera ver su… cicatriz- escuché como la respiración del hombre se agitaba y luego agrego-; por favor.
La furgoneta se empezó a mover, supuse que Melanie se estaba inclinando para mostrar su cicatriz.
-Y… la de usted también- seguramente le hablaba a Wanda, la furgoneta se volvió a mover-. Siento las molestias.
-No importa- me imagine a Melanie poniendo una sonrisa-. ¿Y por que es esta revisión?
-Mi compañero de trabajo desapareció. Nos obligan a verificar cicatrices porque se rumorea que hay humanos por esta zona. Dentro de unos meses algunos buscadores peinarán el desierto para buscar algún escondrijo o algo parecido.
-Idiotas- le oí susurrar a Jared
-No abra forma de que nos atrapan, ¿No, Wanda?- Jared y Ian se echaron a reír entre dientes ante el doble sentido de esa oración.
-No se preocupe oficial, estaremos atentos- Dijo Wanda, también con doble sentido, Jared y Ian no podían contener la risa.
-Que tengan un buen día- murmuró el oficial.
-Igualmente- dijeron al mismo tiempo Melanie y Wanda.
Los pasos se comenzaron a alejar. Todos aguardamos en silencio hasta escuchar el ruido de la puerta de su coche cerrarse. Melanie comenzó a subir la ventanilla con un chirrido molesto. Cuando esta estuvo cerrada todos explotaron de la risa.
-Ya, ya, Mel arranca, tenemos que avisarles a los demás- ordenó Jared.
La furgoneta se puso en marcha. Cuando perdimos de vista el coche de los oficiales, Melanie dobló atrás de una especie de montaña de arena y comenzó a adentrarse en el desierto.
-¿Dónde estamos yendo?- susurré.
-A casa- me respondió Jared también con un susurro.
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