lunes, 9 de enero de 2012

Cap 9: No desesperes


Por Jamie.

Quieto. No la toques. Esta bien, esta respirando. No es nada grave. Todo se iba a solucionar, eso esperaba. Sarah respiraba dificultosamente, su pecho subía y bajaba, pero a veces parecía trabarse, y tardaba en volver a su ritmo normal, cada vez que esto sucedía mi corazón daba una sacudida, y las imágenes del estado en que la habían encontrado me aparecían en la mente, como fotografías de algo muy lejano, pero difícil de olvidar.
Horas antes todo estaba tranquilo, había terminado el tribunal y estaba buscándola para preguntarle que opinaba sobre el que se realzaría al día siguiente sobre Paz, y de la decisión de quedarnos en la cueva. Pero no la encontré, Jeb encontró sangre donde Sarah anteriormente estaba sentada, y todos comenzamos a buscarla.
Yo me encontraba en un túnel oscuro que llevaba al hospital, cuando escuche a  Ian gritando su nombre, automáticamente comencé a correr hacia cualquier lado, pero no sabía de donde provenía la voz, ya que retumbaba por toda la cueva. Hubo un segundo, en el que todo se calmó y deje de escuchar a Ian. Lo único que oía eran los latidos de mi corazón retumbándome en los oídos, cuando un grito desgarró el silencio. Fue un grito que me hizo estremecer, un grito de agonía. ¿Como podía ser que la había tenido delante hace 5 minutos, y ahora estaba sufriendo en algún lugar de la cueva? Y yo no podía hacer nada, no la encontraba, no escuchaba a nadie.
Continué corriendo, hasta llegar al hospital. No había nadie. ¿Donde estaba ella? ¿Donde estaban todos?
Y el desastre empezó cuando Ian llego con Sarah en brazos. Primero no la reconocí, ya que tenía la cara totalmente desfigurada, llena de sangre. Después me salí de mis casillas. Grité a todo aquel que se me cruzo en el camino. Cada vez que veía a Sarah, mientras Candy y Doc la trataban, un odio me recorría de pies a cabeza. Un odio que no era dirigido a ella, sino a la persona que le había hecho eso. ¿Quien había sido el animal, el insensible, el humano que había lastimado así a una chica de 14 años?
Cada vez que se lo preguntaba a Ian evadía mi pregunta y miraba a Sarah, lo único que me respondió fue que ya lo habían encerrado, y que Jeb estaba decidiendo que hacer con él. Pero yo quería su nombre.
Estaba tan fuera de control que Jared me agarro por la espalda y me llevo arrastrándome a mi habitación. Cuando llegamos me tiró contra una pared, y yo intente encajarle uno que otro puñetazo, pero él los esquivaba.
-¡Tranquilízate!- me había gritado-. No esta muerta, esta en coma.
-¡QUIERO SABER QUIÉN FUE!- le había respondido
-¿Y en que va a cambiar que sepas el responsable? ¡No vas a poder hacer nada al respecto! Jeb va a decidir que hacer con esa persona, vos solo tenes que estar preocupado por Sarah, que hay altas posibilidades de que no sobreviva la noche.
-Pero...
-¡Pero nada! ¡Siempre reaccionando violentamente! La verdad no se que es lo que te paso en los últimos años, antes eras la persona mas amigable, sociable y buena que había visto en esta cueva.
-¿Amigable, sociable y buena? ¡Eso era cuando tenía 11 años! La gente crece y madura. ¿Sabias?
-Si, lo sabía. Pero en casos como el tuyo, crecen para mal. Me decepcionaste.
-¿Por que tendría que preocuparme de lo que gente como vos piensa de mi? ¿¡Eh!? ¡Ya soy un hombre, no tengo que seguir escuchando los sermones que me dan Mel o Wanda!
-No eres un hombre. Lo único que veo es un niño que se cree un hombre solo por contestarle mal a los mayores. ¡Oh, vaya, mira que chico malo!- se detuvo y suspiró-. Solo piénsalo.
-No necesito pensar nada.
Y Jared se fue de mi habitación.
Horas después, cuando ya me había relajado, quise saber el estado de Sarah, pero nadie venia a informarme sobre nada. Lo cual era raro. Y así me decidí a venir solo al hospital. Me senté al lado de la camilla de Sarah, y me dispuse a vigilarla.
Tenía la cabeza y una mano llena de vendas, y  un ojo completamente hinchado y morado. Me quedé dormido en varias ocasiones, pero cada vez que me despertaba todo seguía igual. Hasta que en un momento, cuando me desperté de lo que me pareció una siesta de 1 hora, vi a una persona junto a mi.
Cabello rojo como el fuego, que se distinguía hasta en la oscuridad de la noche, ojos ámbar, que parecían dorados, los cuales me miraban fijamente.
 Paz.
-¿Qué haces aquí?-le pregunte entre susurros.
 Ella no respondió y se limitó a mirarme. Un par de lágrimas se deslizaron por su rostro.
-¿Qué paso? ¡Dímelo!- la agarré de los hombros y la sacudí hasta que abrió la boca para hablar. Se secó las lágrimas y miró el piso.
-Jamie… Fue mi culpa. 

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Y acá esta. Mas de un año sin subir. Discúlpenme. xD
Estoy escribiendo otras historias a parte de esta, (aunque no las subo), y necesito leer el libro de nuevo para refrescar mi memoria. Espero poder terminar rápido el próximo capitulo. 
Muchas gracias a los que me tuvieron paciencia, y a los que me pidieron que siguiera la historia.
Espero que les guste y lo disfruten. 

domingo, 11 de abril de 2010

Cap 8: Una de ellos

Siguió asfixiándome, no me soltaba, me ahogaba.
 -Eres uno de ellos…-siseó una voz masculina en mi oído-. Vinieron a buscarte…
  ¿A buscarme? ¿Ellos? ¿A mi? ¡¿De quien hablaba?!
  Pegué patadas al aire y arañé la mano que me sujetaba el cuello, pero no me soltaba. Un sonido raro comenzó a brotar de mi garganta. Una especie de grito, pero sin fuerza. Escuche el ruido de un choque de rocas y, luego de unos segundos de silencio, algo frío y duro impactó contra el lado derecho de mi rostro. Un pitido empezó a sonar en mi oído y sentí como la sangre caía por mi cuello.
-Un animal te atacó…- murmuraba esa voz-. Nunca sospecharán de un humano…
  Y otra vez ese objeto me golpeó, pero ahora en la cabeza. La sangre se deslizó por mi frente y por los costados de mi nariz hasta llegar a mi boca, donde saboreé su dulce sabor.
-Te verán y se irán- siguió diciendo-. Te verán muerta y…
  De nuevo el objeto me golpeó en el mismo lugar que antes. La sangre comenzó a deslizarse por mi rostro y entraba en mi boca, donde todavía se escuchaba ese raro grito. Intenté toser para expulsar la sangre, pero la mano sobre mi cuello era demasiado fuerte.
 -…se irán.
 Esta vez me golpeó tan fuerte que deseé ya estar muerta para no aguantar el dolor que vino después del golpe. No quería imaginar como se vería mi rostro en este momento… Si me desfiguraban el rostro Jamie ya no iba a amarme nunca…
  ¡¿Que estoy diciendo?! Estoy apunto de morir y pienso en… ¡¿Jamie?! Tendría que estar pensando en mis padres o en mi hermana, pero no quería. Mi hermana me había abandonado y mis padres ni siquiera se molestaron en protegerse de las Almas, ¡ni siquiera se molestaron en protegerme a mí!
 -¡Sarah!- llamó una voz débil-. ¡Sarah…!
 Talvez ya estaba muerta y estaba imaginando alguien gritando mi nombre. Nunca nadie había gritado mi nombre. Nadie.
   No, no estaba muerta. El dolor seguía en mi rostro herido y la sangre seguía cayendo por montones.
  Cerré los ojos, aunque no noté la diferencia cuando lo hice, ya que la oscuridad evitaba que vea el rostro de mi atacante y el lugar donde me encontraba.
 -Ya muérete, maldita- murmuró y la mano sobre mi cuello aflojó. 
  Tome aire como acto reflejo y toda la sangre que estaba en mi boca se fue hasta mis pulmones. La desesperación se hizo más fuerte y solo pude murmurar una palabra.
-Mátame- no hubo respuesta, tosí de nuevo y sentí como mis pulmones luchaban por liberarse de la sangre-. Mátame.
 ¿Qué sentido tenia seguir viva si vivir dolía tanto? ¿Qué sentido tenia seguir viviendo esta vida? ¿Qué sentido tenía luchar sabiendo que, al final, no va a haber ninguna esperanza? ¿Qué sentido tenia todo?
  Los latidos de mi corazón se hicieron más lentos, ya casi no sentía el dolor, pero la sangre seguía saliendo de las heridas.
 No pude evitar pensar en lo que sucedería si descubrieran que yo estaba muerta… Nadie lloraría. Jamie estaría feliz, ya que su novia, Paz, podrá dormir aquí sin ningún problema. ¿Y mi atacante de quien hablaba? “Te verán muerta y se irán” ¿Quiénes me verán?  ¿Por qué se irán? ¿Por qué muerta?
 Y una pregunta me intrigaba mas que las otras; ¿alguien notaria mi ausencia?
  Llevaba aquí menos de 1 semana y ya cause demasiado alboroto, tal vez piensen que me escape y fui con las Almas.
  ¿Qué pasará cuando las Almas revisen el desierto? ¿Descubrirán el escondite? ¿El cuerpo de Jamie será ocupado por una Alma? Si las Almas lograban entrar a la cueva ¿los humanos lograrían escapar?
  Muchas preguntas que nunca conocería la respuesta.
  Dejé de escuchar lo que sucedía a mí alrededor, no me importaba si me golpeaban de nuevo, o si me clavaban una roca filosa en la cabeza o algo parecido, ya había sufrido demasiado.
 Ya no sentía nada, solamente escuchaba mis débiles pensamientos.
 Aunque siempre de niña me había preguntado como sería morir, no le había acertado. No había dolor, no había ruido, no había lágrimas, no había lluvia, no había nada de lo que yo pensé que habría cuando muera.
 Repentinamente volví a la realidad. Mis sentidos volvieron a funcionar. El dolor se dispersó rápidamente por las zonas heridas. Mis pulmones ahora luchaban más que nunca por expulsar el líquido en estos. Mis oídos también volvieron a funcionar (en el derecho todavía sonaba el pitido) a tiempo para escuchar otra vez mi nombre.
-¡Sarah! ¡¿Dónde estas, Sarah?!
 Una brillante luz apareció a lo lejos, las sombras de las rocas formaban extraños dibujos en los túneles.
-¡Sarah!
  Pero antes de que pudiera reaccionar, la luz iluminó una silueta delante de mí. Divisé que en el brazo llevaba una gran piedra. La luz amarillenta se fue haciendo cada vez más grande. Llegué a divisar a Ian que se asomaba por túnel lejano, el cual sostenía una linterna en la mano. Él primero vio la silueta delante de mí y luego se percató mi presencia. Cuando me vio primero dio un paso atrás, luego entrecerró los ojos para enfocar bien la vista, y echó a correr hacia donde yo me encontraba casi muerta. Mi atacante soltó un grito desgarrador al mismo tiempo que levantaba el brazo lo más que podía y lo impactaba contra mi cara con fuerza, y lo último que escuche fue mi propio grito que retumbó por todos los túneles. 

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  Disculpen la tardanza del capitulo jaja, es que con el tema de la escuela y eso... bueno. 
  Queria preguntarles algo a los pocos seguidores q tengo xddd 
  Estuve pensando en poner fotos de los personajes, asi que anduve buscando por google y eso, ps encontre algunas fotos pero no se si ponerlas XD 
 Asique la pregunta es 
¿Les gustaria fotos en las descripciones de los personajes? 
¿O prefieren que la imaginacion cree sus propias fotos? 

XDDD

  Y otra csa mas 
 Grx a http://aintahollabackboy.blogspot.com/  y a  http://voicelessblood.blogspot.com/ por recomendarme :) De encerio, muchas gracias xDD
  Y ps recomiendo mucho esos 2 blogs. 
 Em el primero me gusta muxo su blog por sus dibujos y la vdd es q me entretiene leer todas las cosas que escribe y tmb parece muy simpatico su creador ;) jaja :B 
   Y el segundo ya es como una completa adiccion ♥ ME ENCANTA!!!

Ps espero que les guste el capitulo (?) jaja dudo que les guste pero bueno :1

Un bso ^.^

viernes, 26 de marzo de 2010

Cap 7: Sin aire.

Me dirigí a la plaza grande en silencio buscando a Jeb. Cuando llegué a esta me quede dura, paralizada, inmóvil. Había un montón de valijas, bolsas, cajas, etc. cerca de la puerta. ¿Todos se iban? Claro, justo cuando consigo una habitación se les canta por irse. Egoístas.

Comencé a andar hacia las valijas y escuché un murmullo de voces proveniente de una de las cuevas. Caminé por los túneles siguiendo las voces que cada vez se escuchaban más y más cerca. Hasta que los encontré, en la gran sala oscura (aunque ahora estaba bastante iluminada por lámparas solares) que Jeb solía llamar “los recreativos”.

Todos estaban allí, sentados en el suelo, excepto Paz, la novia de Jamie, y Jeb, que se encontraban apartados de todos, en la zona mas iluminada.

Cuando entré en la cueva todos los ojos se posaron en mí. Busqué con la mirada desesperadamente algún rostro conocido.

-Sarah, ¡ven aquí!- me llamó alguien, comencé a caminar sin saber bien a donde y me encontré a Melanie, sonriéndome, con Jamie y Jared a sus costados. Me fastidié un poco cuando la persona que estaba junto a Jamie se tuvo que hacer a un lado, ya que yo no quería sentarme junto a él.

Intenté poner la mejor cara que pude y me senté, tratando de dejar el mayor espacio posible entre Jamie y mi persona.

Jeb se aclaró la garganta y comenzó a hablar.

-Dos tribunales por dos razones distintas…

¿Tribunales? ¿Nos encontrábamos en un tribunal? ¿Qué había pasado? Por el rabillo del ojo logré ver como Jamie miraba el espacio entre nosotros como si hubiera encontrado una cucaracha junto a él en vez de una persona.

-Comencemos por el primero; Paz- Jeb estaba demasiado serio, lo único que hacia, aparte de hablar, era dirigirle miradas frías a todos-. No tenemos espacio, necesitamos mas habitaciones, y Paz no tiene donde quedarse… Y eso nos lleva al segundo tribunal; la mudanza.

Un murmullo de voces enojadas recorrió las filas de personas, desde donde yo estaba escuchaba algunos insultos y algunas quejas.

Jeb esperó pacientemente hasta que todos se calmaran y abrió la boca para seguir, pero otra voz lo interrumpió;

-No podemos irnos, Jeb- miré a mí alrededor buscando a la persona que había dicho ello, pero no vi absolutamente nada.

Por un momento me pareció que todos me miraban a mí…

-¿Por qué no, muchacho?- preguntó Jeb irritado.

-¡Oh, vamos!- me sorprendí al darme cuenta que era Jamie quien hablaba-. ¿Cómo que “por que no”? Hay dos perfectas razones para no irnos… Primero; los buscadores. Ya escuchaste a Mel y los demás. Nos están buscando, a todos. Un pie en la arena del desierto y un buscador nos atrapa. ¡Es mas seguro quedarnos acá y esperar que salir y arriesgarnos!

Algunas personas empezaron a asentir con la cabeza, otras se limitaban a mirar a Jeb o a Jamie.

-¿Y segundo?

-Tardaríamos días, quizás semanas, en encontrar un lugar donde tengamos todo lo necesario para sobrevivir

Jeb se quedo pensativo, mirando a Jamie con un extraño brillo en los ojos.

-Jamie tiene razón, Jeb- gritó Melanie para hacerse oír por encima de las demas voces-. No podemos irnos, no sabemos cuando vendrán. Talvez esperamos demasiado y ya se nos acabó el tiempo. Aparte estamos demasiado escondidos, les costará demasiado encontrarnos…

-De acuerdo…

Todos se guardaron silencio.

-Votación- murmuró-. Ya saben, si no me gusta el resultado tomaré mi propia elección. Mi casa…

-…tus reglas- dijeron todos con tono cansado. Jeb sonrió como si fuera un buen chiste.

-Los que quieran una mudanza, levanten la mano- unas dos o tres personas levantaron la mano, y los demás aguardaron-. Los que quieran quedarse aquí, levanten la mano- levanté mi mano al mismo tiempo que todos lo hacían. No llegué a ver la expresión de Jeb, ya que todas las personas que se encontraban delante de mí levantaron sus manos y me taparon la vista.

-Bueno… Creo que es obvia la opción que ganó.

Todos bajaron las manos.

-Nos quedaremos en esta hermosa cueva- sonrió-. Ahora vallan a desempacar y a trabajar. Mañana haremos otro tribunal para tratar el tema de Paz.

Algunos se levantaron y comenzaron a abandonar la habitación, otros se quedaron a hablar entre ellos.

Me quedé donde estaba, observando a Paz, la cual no se había movido. Tenia el impulso de ir a abrazarla y decirle que iba a estar todo bien… Pero no podía.

Alguien toco mi hombro, pero cuando me di la vuelta y vi a mi alrededor nadie estaba lo suficientemente cerca como para haberlo echo.

Me impulsé con mis manos para levantarme, y al hacerlo un dolor punzante se dispersó por mi mano. Tenía una maldita roca clavada en la palma. Cuando tiré de la roca para sacarla un montón de sangre comenzó a salir de la herida. Volví a poner la roca como estaba y corrí por el oscuro pasillo en busca de Doc.

No recordaba donde estaba la sala de las camillas. Ni siquiera sabia donde estaba yo. Aceleré mi paso y la desesperación me comenzó a apoderar. Mientras corría iba tocando las paredes para encontrar una abertura en la oscuridad o alguna salida. La mano me ardía y dolía. Me limpié el sudor con la mano herida y sentí que otro líquido caía sobre mi cara… Sangre.

Empecé a sollozar, desesperada y desangrándome. Estaba a punto de arrancarme una parte de la remera para utilizar como venda en la herida. Pero unas manos fuertes me agarraron por los hombros y me empujaron hasta la pared. Sentí una respiración sobre mi cara y luego algo me agarró del cuello y me alzó en el aire y me estampó contra la pared de roca otra vez, pero ahora mis pies no tocaban el suelo. La cosa sobre mi cuello presionaba cada vez más fuerte… Dejándome sin aire…

viernes, 15 de enero de 2010

Cap 6: Nuevas noticias

Cuando desperté resistí la tentación de abrir los ojos, pero algo no era como yo lo recordaba; la banca estaba mas cómoda y mas esponjosa.
Escuché una respiración profunda en la misma habitación, profunda y tranquila. Alguien durmiendo, supuse.
Abrí un ojo sin saber que me iba a encontrar frente a mí, un rayo de luz me cegó y lo volví a cerrar rápidamente, luego lo intente de nuevo pero ahora con los dos ojos. Estaba en una cueva, mas bien una habitación, la cual en la pared mas lejana dormía alguien sobre una especie de colchón. El techo era alto y se iba achicando a medida que subía, hasta terminar en un pequeño agujero del cual entraba ese gran rayo de luz.
En la hermosa habitación había un ropero hecho a mano, una cortina de tela, seguramente era una especie de puerta, una silla llena de ropa desordenada, y una estantería llena de libros.
El cuerpo que yacía en el colchón se removió hasta darse la vuelta y poder verle la cara, Jamie. Mi querido Jamie me dejó dormir en su habitación. ¿Qué le provoco tan repentino cambio? ¿Talvez los insultos que le di mediante indirectas? ¿O talvez se sentía culpable de que me echaran de mi nuevo hogar por su culpa? ¿Iba a dejar que dividan su hermosa habitación solamente para que yo, una extraña, durmiera aquí?
Cerré los ojos con fuerza cuando escuché el ruido de las cortinas al ser movidas a un lado.
La respiración tranquila y profunda se detuvo para ser remplazada por una rápida y agitada.
-¡Melanie!- gritó esa voz hermosa que yo recordaría por siempre.
-Estoy aquí, tranquilo, no pasa nada- esa era Mel, talvez Jamie tuvo una pesadilla.
-Lo siento- susurró Jamie, el cual parecía cansado-, pesadillas.
Examine el objeto que había debajo de mí con mis manos, un colchón. Giré sobre mi misma para darle cara a la pared y que no me descubrieran con los ojos abiertos.
-Hiciste una buena elección al dejarla dormir aquí- murmuró Melanie.
-Quisiera pensar igual que tu- la voz de Jamie me produjo una especie de dolor, saber que el estaba triste me ponía así a mi también.
Una sombra comenzó a proyectarse en la pared, haciéndose cada vez mas grande, hasta que un brazo se separaba de la sombra y se hacia mas grande en la pared… y algo me toco.
-¡Ah!- chillé, me levanté de un salto y me pegué a la pared.
Melanie estaba junto mi colchón, con una mano extendida hacia mí, y Jamie me observaba confuso desde la pared más lejana.
-Lo siento, no quise asustarte- dijo Melanie mientras una sonrisa iluminaba su rostro.
-No…- mi voz dudó-. Fue mi culpa.
Los ojos de Jamie tenían un pequeño brillo de interés. Luego reaccione del lugar donde me encontraba; la habitación de Jamie.
-Gracias por… traerme aquí- murmuré todavía mirando a Jamie, aunque no sabia si estaba de acuerdo con mi presencia aquí.
Un silencio incomodo apoderó la habitación mientras yo me volvía a sentar en mi colchón.
-Eh…- comenzó Melanie-, voy a avisarle a Jeb de las nuevas noticias.- Se levantó sin necesidad de impulsarse con los brazos y echó a caminar hacia la cortina.
¿Nuevas noticias? ¿Me había perdido algo de la conversación? ¿Talvez querían matarme? ¿O ponerme un alma adentro? Talvez eran todas almas mentirosas y asquerosas que intentaban convencerme de que eran seres humanos… Se me escapó una risa entre dientes ante tal entupida idea, Jamie me miró con curiosidad. No podían ser almas, algunos… (Jamie) eran violentos, y, supuestamente, el lema de las almas es 0% violencia. Ninguno aquí era un alma… eso sin contar a Wanda, y creo que había otra, ¿Sol? No recordaba el nombre pero algo así era.
-¿Qué…?- comencé a preguntar, pero cuando sus ojos se posaron en mi rostro me sonrojé y me quede sin palabras. Miré para la cortina e intente evitar el presentimiento de que dos ojos estaban observándome-. ¿Qué nuevas noticias?- intenté parecer desinteresada… lo intenté.
-Tu te quedas aquí- veía que sus labios se movían, que las palabras salían, pero no creía que el me esté hablando tan gentilmente.
-¿Aquí?- repetí, él sonrió y asintió.
-Este es tu nuevo hogar.
-Pero… ¿Dónde voy a dormir?- él puso los ojos en blanco como si fuera una respuesta obvia.
-Pues, aquí- levantó los brazos hacia arriba en signo de mostrar la gran habitación-. Lo pensé y la habitación es suficientemente grande como para que se divida en dos, supongo que tendré suficiente espacio para mí…
-¿Y Paz?- le interrumpí.
-Paz- dijo el nombre con un suspiro. Eso me enfureció, pero no tenía derecho a enojarme, ya que ellos eran novios. ¿Y yo que era?, una simple extraña, yo no tenia oportunidad con Jamie… él era perfecto. Y yo era… absolutamente nada.
Nada.
-Perdón, no quería ser intrometida, discúlpame- su rostro se había llenado de tristeza, y la única razón que se me ocurrió por la que se pudo poner así fue lo que dije.
-No importa- susurró tan bajo que casi no lo escuché, luego se levantó y desapareció por el mismo lugar donde había desaparecido Mel.

jueves, 7 de enero de 2010

Cap 5: Primera y última noche

Estuvieron hasta el anochecer discutiendo que hacer conmigo. No entendía nada de lo que decían pero me limitaba a guardar silencio.

Estábamos en una sala oscura la cual solamente se veía un pequeño círculo iluminado por una lámpara solar. Jeb me explicó que estaban haciendo una especie de mini tribunal, con solo seis personas; Jeb, Doc, Jared, Melanie, Wanda e Ian. Eso sin contar a Jamie que se mantenía en la puerta de la cueva. Me sentía incomoda sentada a su lado pero no le preste mayor atención ya que no lo veía por la oscuridad.

Jeb esperó que todos aguardaran silencio y luego explicó:

-Llevaré a Sarah con el grupo de humanos que esta alojado también en este desierto.

-Jeb van a ganar más gente…- decía Melanie con un tono de voz no muy alto.

-Allí son todos adultos- le interrumpió Ian.

-¿Y?- Inquirió Jeb.

-Ella solo tiene 14 años, Jeb. Nunca podrá vivir entre adultos.

-Y otra razón para que no la lleves seria…- dijo Jared- que aquel lugar esta muy al descubierto, en cualquier momento los descubrirán.

-Y recuerda lo que te dijimos de los buscadores, peinaran el desierto, cuando lo hagan descubrirán su escondite, si no lo descubren son unos simples idiotas- murmuró Ian.

-No tenemos espacio aquí para ella- Jeb seguía con tono tranquilo a pesar de que los demás estaban medio gritando-. Jamie se reusa a que dividamos su habitación…- automáticamente todos se dieron vuelta a observar en mi posición, mas bien a la persona que tenia al lado.

-¿Por qué no, Jamie?- quiso saber Wanda, que hasta ahora había guardado silencio.

-No…- comenzó él.

-Por que no soy de su agrado- le interrumpí. Llegué a ver como el me dedicaba una mirada de rabia.

-Para saber eso va a ser falta otro tribunal…- murmuró Jeb-. Pero bueno, todo a su paso. Mañana continuaremos, voy a ver quién puede compartir habitación con Sarah por esta noche aunque supongo que vamos a armar un colchón con lo que tengamos…

Todos se fueron y Jamie se quedó junto la lámpara. Yo aguardé a que él se fuera, pero solo se sentó contra la pared de piedra y puso la cabeza sobre las rodillas.

-Hum…- no sabia que decirle-. Perdón.

Levantó la cabeza y miro en mi dirección.

-¿Perdón? Nisi quiera sabes por que te trato mal, ¿y dices perdón?

-Si se por que me tratas así, no quieres que ocupe tu habitación, ya conseguiste lo que querías, ahora solo quiero irme sin problemas… Así que… perdón.

-¿Y por que te disculpas?

-Por haber echo lo que te molesto tanto…

-Tendría que ser yo quien pida perdón… Así que, perdóname- su rostro mostraba pura sinceridad. Claro, ahora que le daba lo que quería me trataba bien.

-Bueno, ya me voy a dormir para irme a mi nuevo hogar, aunque no se donde voy a dormir… Espero que estés a gusto en tu habitación- mi tono fue un poco sarcástico, pero el solo me miro con tristeza.

Me levanté y me dirigí a la puerta de la cueva y comencé a andar sin siquiera decir “luego te veo” o “chau”, no me importaba. Nunca iba a recibir nada bueno de ese chico que tanto me gustaba.

Aguardé en el comedor a que Jeb consiguiera a alguien que sea tan amable de dejarme dormir en su habitación sin siquiera conocerme. Estas sillas de comedor eran bastante cómodas… podría arreglármelas para dormir aquí esta noche.

Me levanté para ir a la punta del comedor y dormir allí, pero las tripas me rugieron. Hambre. ¿Hace cuanto no comía? Me quede observando el cubo con los pancitos, no sabia si podía agarrar uno, pero mi estomago pedía comida. Me acerque lentamente al cubo y agarre el pancito mas chico, así no notarían la diferencia. Me aseguré de que nadie me allá visto en mi “robo” y corrí a la punta mas oscura del comedor y me senté en una de sus bancas y comencé a comer el pan cortándolo en pequeños pedacitos.

Cuando terminé mi pan el comedor quedó en completo silencio y oscuridad. Me acosté en la banca y luego me acurruqué pretendiendo hacerme un bollito chiquitito. Hacia frío pero no podía quejarme, yo decidí dormir acá.

Todavía se oían pasos en alguna parte de las cuevas que retumbaban hasta llegar a esta habitación. Los pasos cesaron luego de 1 hora más o menos. Cerré los ojos pretendiendo poder dormir, me acurruqué más para mantener el calor, pero aún así tenia frío.

Unos pasos comenzaron a sonar en las cuevas, oyéndose cada vez mas cerca. Cerré los ojos para que no me obligaran a ir a ninguna habitación y piensen que estaba dormida.

-¿Sarah?- susurró una voz, o eso pensé escuchar.

Los pasos se acercaron hasta llegar al comedor. Mi corazón se aceleró por el miedo de quien podía ser esa persona. Pero solo se escuchó un suspiro, y unos leves movimientos. Los pasos de esa persona se acercaron a mí y me colocó algo encima. No me había dado cuenta que estaba temblando hasta que me sentí mas cómoda con esa tela encima mío. La persona se sentó en la misma banca donde yo “dormía” y comenzó a respirar profundamente. Se había dormido. Aproveché para echar una ojeada.

¿Jamie? Lo hubiera esperado de Jared, o de Jeb, pero nunca de Jamie. ¿Por qué dormía hay? Revisé la tela que tenia encima para verificar que era. Una campera. Bueno… podía aceptar esto solo porque fuera mi última noche aquí. Mi primera y ultima noche en mi nuevo hogar… que dentro de unas horas ya no lo seria.

sábado, 2 de enero de 2010

Cap 4: Odio

-¿Jeb?- murmuró una voz desde la oscuridad de la cueva.
-Si, muchacho- respondió Jeb-. Estoy aquí.
Todos soltaron un suspiro y se relajaron.
-¿Qué paso?- la voz estaba cerca pero no aparecía nadie en aquella cueva.
-Necesitamos hablar contigo…
-¿Qué paso?- repitió. No obtuvo respuesta.
Las pisadas se oyeron mas cerca y de la oscuridad apareció él. Jamie. Mi corazón se agitó y mi respiración se volvió errática cuando el posó sus ojos en mi. ¿Por qué me gustaba tanto?
-¿Qué paso?- volvió a repetir.
-Mira, necesitamos una habitación para Sarah…- comenzó Jared.
-¿Y por que me llaman a mi?- Jamie usaba un tono duro que daba miedo pero nadie le dio importancia.
-… y queremos dividir tu…- continuó Jared.
-No, no, no- Jamie negó con la cabeza y caminó algunos pasos hacia mí-. Ella no va a estar en mi habitación.
-Jamie…
-¡Jamie nada!- el grito retumbó en la cueva-. La habitación ya esta ocupada por dos personas.
Jeb y Jared se quedaron callados procesando esa información.
-¿Dos… personas?- preguntó Jeb, Jared comenzaba a sonreír.
-Chico, si quieres compartir la habitación con Paz no va a haber problema…- dijo Jared todavía sonriendo.
-¿Y entonces por que me dicen que debo compartir la habitación con… esta?
¿Esta? ¿Ese entupido acaba de llamarme “Esta”? Jeb y Jared intercambiaron una mirada y abrieron la boca al mismo tiempo para decir algo, pero ninguno de ellos hablo… la que hablo fui yo.
-Tengo un nombre ¿Sabes?- mi tono estaba lleno de rabia. Jamie me miraba con hostilidad.
-¿Y que?- tuve que contener el impulso de pegarle, no, no podía pegarle, sino me echarían de aquí.
-¿Tienes algún problema?- mi voz sonó justo como la quería; llena de ira. Jamie se encogió en hombros por un momento y luego me volvió a dar la cara.
-Si, en realidad, tengo muchos problemas…
Una mano detrás de mi le dio un zape al muchacho entes de que pudiera terminar de hablar.
-Compórtate- ese era Jeb.
-¿Por qué tendría que comportarme con ella?- Jamie se dio la vuelta para marcharse al ver que nadie respondía, luego se volvió para decir-: Y ni siquiera piensen ponerla en mi habitación- y se fue.
¿Por qué tanto odio? Yo no recuerdo haberlo conocido nunca. El me odiaba por algo que ni siquiera había echo. ¿Por qué me enamoro de la gente equivocada?
Jeb y Jared se quedaron boquiabiertos mirándome.
-Había olvidado lo violento que puede ser un humano…- murmuré.
-Bueno, llamaré a los demás para dividir la habitación- dijo Jeb.
-Jeb, ¿no oíste a Jamie? El no quiere que Sarah este en su habitación.
-El va a seguir teniendo su habitación pero… será mas chica, eso es todo- Jeb estaba equivocado, yo no podía dormir en la habitación continua a la de aquel… humano.
-No- mi voz era firme. Jeb y Jared me miraron-. Debe de haber otro lugar, no quiero que alguien me mate.
-Sarah, no te preocupes. Vamos a dividir la habitación- Jeb me sonreía con confianza.
-No, Jeb…
-Jamie no seria capaz de matarte, Sarah- Murmuró Jared, pero su tono tenia algo de burla.
-Si lo seria, créeme- en realidad no sabia si seria capaz, pero no quería arriesgarme.
-Vamos a dividir la habitación y tú vas a dormir allí- dijo Jeb, su sonrisa se desvaneció. Comencé a negar con la cabeza y Jeb agregó-: Esta es mi casa y son mis reglas.
¿Su casa? No entendí eso, pero no hice preguntas.
-No, no quiero vivir a su lado- esa frase tenia doble sentido pero no le presté atención.
-En ese caso no hay ningún otro lugar para ti…- Jeb cerro la mandíbula con un chasquido de dientes.
-Jeb no pensaras en…- el rostro de Jared era serio, tenso.
-Es la única manera, Jared, es la única que queda- Jeb estaba decepcionado.
-Hay que hablarlo…- comenzó Jared mientras atravesaba la cueva y su voz desaparecía.
¿Qué tenían pensado hacer conmigo?

domingo, 27 de diciembre de 2009

Cap 3: Recorrido

La tarde transcurrió deprisa mientras Jeb me mostraba mi nuevo hogar.

La sala de baño estaba llena de vapor, la luz que entraba por pequeñas aberturas se chocaban contra el techo iluminando mas la habitación. No entendí la razón del espeso vapor hasta que vi un pequeño manantial que caía hacia la oscuridad de un pozo y de allí ascendía el vapor. Jeb me explico que si te caías hay ya tendrías que decirle adiós a la vida. Me preocupe al no ver ninguna ducha ¿Dónde me bañaría entonces? Jeb me llevo a una pequeña salita completamente oscura y calida, dijo que había una especie de tina. Cuando salí de la habitación oscura unas 4 personas estaban esperando para entrar. Todas me sonrieron, y yo me oculte detrás de Jeb.

La cocina era una habitación rara con techo alto… y no muy ancho. En esta había grandes agujeros para que entrara la luz. Había unas pocas mesas, pero largas. En una de ellas había un grupito de humanos sonriéndome. Jeb continuó hablando pero yo no le preste ninguna atención. También había unos pequeños mostradores en el cual había un gran cubo lleno de pancitos. Detrás de estos había una especie de hornos, no entendí muy bien como funcionaban.

Había unos pequeños jardines del cual crecían zanahorias y otro del cual crecía maíz. Estos recibían la luz solar por unos espejos que había en el techo los cuales la recibían por pequeñas grietas.

Otra habitación negra como el carbón, en la cual Jeb dijo que se organizaban juegos, o incluso tribunales. No entendí muy bien la última parte.

Luego me llevo a una habitación muy iluminada, una clase de hospital. La gran habitación tenía algunas camas y un pequeño escritorio echo a mano. Me sobresalté al ver un hombre apoyado en este.

Jeb golpeteó el escritorio y el señor que dormía se levantó y miro a todos lados desorientado. Luego enfocó su mirada en Jeb.

-Eh... Jeb ¿Paso algo?- susurró todavía medio dormido.

-Quería presentarte a Sarah- el anciano sonrío empujándome por la espalda. Luego se dirigió a mi-: Sarah, él es Doc, el medico de la zona. También tenemos una sanadora, le quitamos el alma y ahora es humana. Se llama Candy.

Doc me miraba maravillado mientras yo escuchaba a Jeb.

-Jeb, ¿Dónde la encontraron?- Doc seguía con la mirada en mi.

-La agarraron entre la multitud y, no saben como podía ser cierto pero ella es humana. Ella asegura que vivió entre las almas sola, ya que su familia no sobrevivió a la invasión.

-¿Sola?- Repitió Doc. Jeb asintió.

-Jeb- dijo una voz detrás de nosotros-. Te busca Wanda.

Yo no volteé a ver quien era pero Jeb y Doc si lo hicieron.

-Dile que ya voy con ella, le buscare una habitación a Sarah- Murmuró Jeb-. Ven con migo- ahora se dirigía a mi.

-Luego te veo, Sarah- Dijo Doc mientras volteaba a para ir con Jeb, yo asentí en signo de respuesta.

La persona que vino a avisarle a Jeb ya se había ido.

Tuve que correr para alcanzar a Jeb. Este cruzó la caverna principal donde había unas pocas personas, y yo lo seguí por los talones. Llegó al otro lado y se metió por una grieta, luego saco una mano y me indicó que lo siguiera. Yo entré pretendiendo no hacer mucho ruido, pero apenas crucé me tope con una roca que me dio en la frente. Gruñí, por suerte Jeb no me escucho. Lo busque con la mano hasta que encontré su espalda y este empezó a caminar.

Llegamos a una zona iluminada, la cual se dividía en diferentes pasillos. En ese sitio nos esperaba Jared, impaciente.

-¿Tenemos espacio?- preguntó Jeb mientras nos acercábamos. Jared me dirigió una sonrisa y luego miró a Jeb.

-La única que nos queda es la habitación de Jamie, podemos ponerle una pared para dividirla o que Jamie valla con algún otro.

-Y la pared… ¿Cuánto tardaría en armarse?

-Estará armada en menos de 5 horas si trabajamos muchos- Jeb asintió pensativo.

No me había dado cuenta de la presencia de Melanie, hasta que Jeb la miró.

-Ve a buscar a Jamie, dile que venga aquí, y luego ve a ver que le pasó a Wanda- Melanie asintió, se alejo de la esquina oscura en la que estaba y se fue por el túnel oscuro de mi espalda.

Jared y Jeb se pusieron a hablar sobre cosas y gente que no conocía. Se sentaron sobre una pared pretendiendo esperar mucho rato. Yo solo me quede parada observándolos conversar.

Transcurrieron más o menos 15 minutos hasta que escuchamos venir unos pasos por el túnel. Me volteé para verle la cara a Jamie, pero el no apareció en el túnel. Solamente se escuchaban pasos viniendo hacia donde yo estaba, pero nadie aparecía. Mi respiración se aceleró. Jeb y Jared se pusieron delante de mi protegiéndome de lo que se acercaba.